La Santa Biblia fue escrita por hombres divinamente inspirados y es registro de la Revelación que Dios hace de sí mismo al hombre. Es un perfecto tesoro de instrucción divina. Su autor es Dios, su fin la salvación del género humano y su asunto es la verdad sin ninguna mezcla de error. Revela los principios por los cuales Dios nos juzga; y por lo tanto es y será hasta el fin del mundo, el verdadero centro de unión cristiana y la norma suprema por la cual toda conducta humana, credos y opiniones religiosas deben ser juzgados. El criterio por el cual la Biblia ha de ser interpretada es Cristo Jesús. Contiene 66 libros únicamente.
Éxodo 24:4; Deuteronomio 4:1,2; 17:18,19; Josué 1:7; 8:34; Salmo 19:7-10; 119:11,105,140; 2 Samuel 23:2; Proverbios 30:5; 6; Isaías 40:8; Jeremías 15:16; 36:1,2; Mateo 5:17,18; 22:29; Lucas 21:33; 24:44,46; Juan 5:39; 16:13-15; 17:17; 12:48; Hechos 1:16; 17:11; Romanos 2:16; 15:4; 16:25-27; 2 Timoteo 3: 15-17; Hebreos 1:1,2; 4:12; 1 Pedro 1:23-25; 2 Pedro 1:19-21; Apocalipsis 22:18,19.
Hay un solo Dios viviente y verdadero. Es un ser personal, inteligente y espiritual, el Creador, Redentor, Conservador y Gobernante del Universo, Dios es infinito en Santidad y en todas las demás perfecciones. A Él debemos el amor más elevado, reverencia y obediencia. El Dios eterno se nos revela Él mismo como Padre, Hijo y Espíritu Santo, quienes siendo iguales en toda perfección divina desempeñan oficios diferentes, aunque unísonos en la obra de la redención.
DIOS EL PADRE: Dios como Padre reina con cuidado providencial en su Universo, en sus creaturas y en la corriente de los ríos de la historia humana según los propósitos de su gracia. Él es todo poderoso, todo amor, todo sabio. Dios es el verdadero Padre de todos aquellos que llegan a ser hijos de Él por medio de la fe en Cristo Jesús. Él es paternal en su actitud para con todos los hombres que han sido salvos.
Génesis 1:1; 2:7; 15:11 y siguientes 5; Levítico 22:2; Deuteronomio 6:4; 32:6; 1º Crónicas 29:10; Salmo 19:1-3; Isaías 43:3,15; 64:8; Jeremías 10:1-10; 17:13; Mateo 6:9 y siguientes; 7:11; 23:9; 28:19; Marcos 1:9-11; Juan 4:24; 8:14-16; 14:6-11; 1ª Corintios 8:6; Gálatas 4:6; Efesios 4:6; Colosenses 1:2, 12; 1ª Timoteo 1:17; Hebreos 3:4; 11:6; 12:9; 1ª Pedro 1:17; 1ª Juan 5:7; Apocalipsis 4:8-11.
DIOS EL HIJO: Cristo es el Hijo Eterno de Dios. En su encarnación como Jesucristo fue concebido del Espíritu Santo y nacido de la virgen María sin padre humano; Jesús se reveló y cumplió plenamente la voluntad de Dios tomando sobre sí mismo las necesidades y las demandas de la naturaleza humana e identificándose completamente con la humanidad; y, sin embargo, no tiene pecado. Él honró la Ley divina con su obediencia personal y en su muerte en la cruz proveyó la redención del hombre; éste quedó así redimido del pecado. Fue levantado de entre los muertos con su cuerpo glorificado y apareció a sus discípulos como la persona que había estado con ellos antes que fuera a la diestra del Dios Padre, donde es el único Mediador y tiene la naturaleza de Dios y del hombre. Él volverá con poder y gloria para juzgar al mundo y para consumar su misión redentora. El ahora mora en todos los creyentes como el Señor viviente y omnipotente.
Génesis 18:1 y siguientes; Salmo 2:7 y siguientes; 110:1 y siguientes; Isaías 7:14, 53; Mateo 1:18-25; Marcos 1:1; 3:11; Lucas 1:35; 4:41; 24:46; Juan 1:1-18, 29; 10:30, 38; 11:25-27; 12:44-50; 14:7-11; 16:15, 26-28; 17:1-5, 21, 22; 20: 1-20, 28; Hechos 1:9; 2:22-24; 7:55,56; 9:4, 4, 20; Romanos 1:3,4; 3:23-26; 5:6-21; 8:1-3, 34; 10:1; 1ª Corintios 5:18-21; Gálatas 4:4, 5; Efesios 1:20; 3:11; 4:7-10; Filipenses 2:5-11; Colosenses 1:13-22; 2:9; 1ª Tesalonicenses 4:14-18; 1ª Timoteo 2:5-6; 3:16; Tito 2:13,14; Hebreos 1:1-3; 4:14,15; 7:14-28; 9:12-15, 23-28; 12:2; 1ª Pedro 2:21-25; 3:22; 1ª Juan 1:7-9; 3.2; 4:14; 5:9-12; Apocalipsis 1:13-18; 5:9-14; 12:10,11; 13:8; 19:16.
DIOS EL ESPÍRITU SANTO: El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios. El inspiró a los santos hombres de la antigüedad que escribieron las Escrituras. Mediante la iluminación de Él capacita a los hombres para que entiendan la verdad; exalta a Cristo, convence de pecado, de justicia y de juicio; llama a los hombres para que acudan al Salvador y efectúa la regeneración, cultiva el carácter cristiano, conforta a los creyentes y les otorga los dones espirituales con los cuales sirven a Dios por medio de su iglesia. Él sella al creyente hasta el día de la redención final. Su presencia en el cristiano da la seguridad de que Dios conducirá al cristiano hasta que éste adquiera la plenitud de la estatura de Cristo. Él ilumina y da poder al creyente y a la iglesia en la adoración, la evangelización y el servicio.
Génesis 1:2; Jueces 14:6; Job 26:13; Salmo 51:11; 139:7 y siguientes; Isaías 61:1-11; Joel 2:28-32; Mateo 1:18; 3:16; 4:1; 12:28-32; 28:19; Marcos 1:10-13; Lucas 1:35; 4:1, 18, 19; 11:13; 24:49; Juan 4:24; 14:16, 17; 15:26; 16:7-15; Hechos 1:8; 2:1-4, 38; 4:31; 5:3; 6:3; 7:55; 8:17,39; 10:44; 13:2; 15:28; 16:6; 19:1-6; Romanos 8:9-11, 14, 16, 26, 27; 1ª Corintios 2:10-14; 3:16; 12:3-11; Gálatas 4:6; Efesios 1:13, 14; 4:30; 5:18; 1ª Tesalonicenses 5:19; 1ª Timoteo 3:16; 4:1; 2ª Timoteo 1:14; 3:16; Hebreos 9:(-14; 2ª Pedro 1:21; 1ª Juan 4:13; 5:16; Apocalipsis 1:10; 22:17.
Dios, por acción directa, creó al hombre a su propia imagen; por lo mismo está en la obra culminante de la creación efectuada por Dios. En el principio el hombre era inocente de pecado y estaba investido de libre albedrío por su Creador. Por este libre albedrío el hombre pecó en contra de Dios e introdujo el pecado en la raza humana. Mediante la tentación de Satanás, el hombre transgredió el mandamiento de Dios y perdió su inocencia original; por esto su posteridad heredó una naturaleza y un ambiente con tendencias a pecar, y tan pronto como queda bajo posibilidad de convertirse en transgresora de la Ley divina y de sufrir la condenación. Solamente la gracia de Dios puede hacer que el hombre vuelva a estar en santa comunión con Dios. El carácter sagrado de la personalidad humana es evidente; porque Dios creó al hombre a su propia imagen y porque Cristo murió por el hombre; por lo tanto, cada hombre posee dignidad y merece respeto y amor cristiano.
Génesis 1:26-30; 2:5, 7, 18-22; 9:6; Salmo 1:1; 8:3-6; 32:1-5; 51:5; Isaías 6:5; Jeremías 17:5; Mateo 16:26; Hechos 17:26-31; Romanos 1:19-32; 3:10-18, 23; 5:6, 12, 19; 6:6; 7:14-25; 8: 14-18, 29; 1ª Corintios 1:21-31; 15:19, 21, 22; Efesios 2:1-22; 3:1-11.
Creemos que la salvación de los pecadores:
Creemos que la regeneración:
Juan 3:3, 6; 1:12,13; Santiago 1:18.
Creemos que el arrepentimiento y la fe:
Creemos que la justificación es:
Creemos que elección es:
Creemos que la santificación es:
Todos los verdaderos creyentes perseveran hasta el fin. Aquellos a quienes el Señor ha aceptado en Cristo y ha santificado por su Espíritu Santo, jamás caerán del estado de gracia, sino que perseverarán hasta el fin. Los creyentes pueden caer en pecado por negligencia y tentación, por lo cual contristan al Espíritu, menoscaban sus virtudes y su bienestar espiritual, hacen que haya reproches para la causa de Cristo y juicios temporalmente adversos a ellos; sin embargo, ellos serán guardados por el poder de Dios, mediante la fe que produce salvación.
Génesis 12:1-3; Éxodo 19:5-8; 1º Samuel 8:4-7, 19, 32; Isaías 5:14; Jeremías 31:31 y siguientes; Mateo 16:18, 19; 21:28-45; 24:22, 31; 25:34; Lucas 1:68-79; 2:29-32; 10:27, 28; 15:16; 17:6, 12, 17, 18, Hechos 20:32; Romanos 5:9, 10; 8:28-39; 10:12-15; 11:5-7, 26-36; 1ª Corintios 1:2; 15:54-58; Efesios 1:4-23; 2:1-10; 3:1-11; Colosenses 1:12-14; 2ª Tesalonicenses 2:13, 14; 2ª Timoteo 1:12; 2:10, 19; Hebreos 11:39- 12:2; 1ª Pedro 1:2-5, 13; 2:4-10; 1ª Juan 1:7-9; 2:19; 3:2.
Creemos que enseñan las escrituras que:
Creemos que una iglesia verdadera de Cristo es:
Creemos que el bautismo
Creemos que la Cena del Señor es la segunda ordenanza y:
Creemos que:
Creemos que:
Creemos que:
Creemos que:
Creemos que hay dos lugares en que los hombres habrán de morar después de esta vida:
Creemos que Dios es la fuente de todas las bendiciones materiales y espirituales; todo lo que tenemos se lo debemos a Él. Los cristianos tienen una deuda espiritual con el mundo entero, un depósito santo en el Evangelio, y una impelente mayordomía de sus posesiones. Por tanto, están bajo la obligación de servir a Dios con su tiempo, con sus talentos, y sus posesiones materiales; deben reconocer que todo esto les ha sido confiado a fin de usarlo para la honra y gloria de Dios y para ayudar a otros. De acuerdo con las Escrituras, los cristianos, deben contribuir regular y sistemáticamente, de manera proporcional y liberal para el extendimiento de la causa del Redentor en la tierra.
Génesis 14:20; Levítico 27: 30-32; Deuteronomio 8:18; Malaquías 3:8-12; Mateo 6:1-4; 19:21; 23:23; 25:14-29; Lucas 12:16-21, 42; 16:1-13; Hechos 2:44-47; 5:1-11; 17: 24-25; 20:35; Romanos 6:6-22; 12:1-2; 1ª Corintios 4:1, 2; 6:19, 20; 16:1-4; 2ª Corintios 8:9; 12:16; Filipenses 4:10-19; 1ª Pedro 1:18,19.